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domingo, 2 de enero de 2011

EMPATE ENTRE LUCES Y SOMBRAS

Vicente Gómez corta el balón ante el azulgrana Jonathan Dos Santos (foto: Mykel)


La UD viajó ante el Barcelona B desde la ilusión del tanto de Guerrero a la inquietud tras la remontada azulgrana. El 2-2 final, en un partido plagado de adversidades, debe ser un incentivo moral para comenzar el año


Pudo pasar cualquier cosa en el Estadio de Gran Canaria: la tarde viajó desde la inquietud inicial a la ilusión del 1-0, transitó luego por la desazón tras la remontada visitante pero acabó con la esperanza de un empate que deja al equipo de Jémez donde mismo estaba en el epílogo de 2010. La UD Las Palmas mostró de nuevo, en un mismo encuentro, varias versiones de sí misma: audaz durante una larga fase de choque; agazapada y tímida en otras cuando estuvo a punto de echar por la borda un partido que le habría servido para seguir tras la estela de los candidatos a la promoción. El punto rescatado es, sin embargo, la mejor noticia de una jornada donde esa combinación de luces y sombras no deja todavía otear con claridad el panorama futuro del equipo.

'LAUDRUP' VIERA
   Diseñar una batalla con tantos condicionantes no fue fácil para Jémez. Pero el equipo logró recomponer sus líneas y aceptar la propuesta de buen trato al balón que ofrecieron los azulgrana, sin duda el mejor conjunto filial que ha pasado por el estadio de Gran Canaria en las últimas temporadas. Luis Enrique ha clonado al Barça de Guardiola en todos los conceptos del juego. Estudió también en profundidad a su rival pero el talento imprevisible de Jonathan Viera se escapó a sus coordenadas. Fue éste quien primero cambió el primer signo del partido con una jugada a 'lo Laudrup'. Cruzó de derecha a izquierda la nutrida trinchera catalana y dibujó el último pase con una vaselina sobre los zagueros. Guerrero, cual Stoichkov, lo aprovechó para anticiparse al portero Masip, abrir la primera brecha y desatar definitivamente el entusiasmo en un partido prometedor.

CUALQUIER FINAL
   No hubo pacto para el aburrimiento entre los contendientes. Amarillos y azulgrana no comparten la receta del fútbol soporífero de la Segunda División. Siguieron lanzados, presionándose con las líneas muy avanzadas, sin poner a recaudo lo que hubieran conquistado. El dinamismo de Jorge y la sencillez de Vicente Gómez sustentaban un centro de campo que tenía que multiplicarse para tapar vías de aguas. Pero todo cambió con una cadena de contratiempos, de  nuevo en forma de lesiones. Barbosa, Carril y Jorge ... De manera incomprensible Las Palmas dio un paso atrás y el Barça B aprovechó dos malas decisiones de Pindado para ponerse por delante en el marcador en el tramo final. 
   El encuentro, a corazón abierto, tenía varios finales alternativos. El Barça pudo completar su victoria, pero perdonó. La UD sacó energía donde no tenía y acabó igualando de nuevo el marcador con un remate de Samuel a la salida de un córner. Justo premio para el zaguero central, que ha firmado ayer su mejor actuación del vigente ejercicio. Y aún Jonathan Viera pudo devolver el éxtasis a las gradas con un lanzamiento al larguero en la prolongación, chispazo que luego se repitió en los dominios de Pindado en la última escena del encuentro, a disparo de Jonathan Soriano. Era un encuentro que vivía en una montaña rusa, tan pronto se alcanzaba la cota máxima como caía hacia el precipicio para remontar. Una ilustración más de lo que es este equipo de la era Jémez.
   El punto que cae en la caja de caudales del conjunto grancanario es una bendición tal y como se había desarrollado la segunda parte. La actitud de los jugadores, aupándose ante la adversidad, una inyección moral en espera de que aclare el horizonte.

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