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domingo, 6 de marzo de 2011

EL FÚTBOL ERA MÁS FÁCIL CON GUEDES

José Manuel León y Juan Guedes, con un joven aficionado de Sabadell que pidió fotografiarse con las dos estrellas de la UD Las Palmas de los años sesenta (Archivo Norberto Rodríguez)
Por José Manuel León Talavera
Tenía una planta espectacular y con eso ganaba todo el escaparate. Tenía un toque de balón de alta escuela y con eso conquistaba alianzas en los terrenos de juego y asumía con naturalidad la atención del equipo rival. Pero lo que realmente distinguió entre nosotros a Juanito fue que era un pedazo de ser humano, un amigo, un compañero de los de verdad. Fue un gran líder dentro de esta UD Las Palmas que tanto hizo disfrutar, una pieza clave de todo aquel entramado. Recibía en el vestuario a los debutantes con un "¿le falta algo?" y a partir de entonces todo funcionaba correctamente en el equipo.
  De Guedes podríamos contar muchas cosas de las que hizo en los terrenos de juego. Se comía él sólo el centro del campo. Desde que le llegaba el balón a sus pies, salíamos lanzados Gilberto I y yo en busca del pase que iba a darnos porque desplazaba el balón cuarenta o cincuenta metros con una precisión extraordinaria. Y nosotros teníamos que estar allí. El fútbol, con él, era muy fácil.
León, en la sala vip del Estadio de Gran Canaria, ante una imagen de
 Aparicio, Guedes, Germán y Tonono. También se aprecia el rostro
del doctor Emilio Tomé (MB)
Rescato hoy una anécdota para demostrar la capacidad de control que tenía de todo. Ocurrió en Granada, en Los Cármenes, con el estadio a rebosar en medio de un gran ambiente. Íbamos 0-2 en el marcador y mi tanto se produjo en fuera de juego, pero fue validado por el colegiado Oliva. El portero tinerfeño Ñito protestaba y protestaba mientras Guedes, astuto, le decía: "Tienes razón: fue un claro fuera de juego". Lo que quería Juan era encender más aún al meta del Granada pero José Juan, paisano de aquél, logró calmarle advirtiéndole del riesgo de una expulsión. Guedes, que lo controlaba todo, se enfadó con nuestro delantero porque perdíamos una ocasión de dejar a nuestro rival en inferioridad. Al final el Granada nos empató y nuestro capitán le recordó a José Juan durante todo el viaje de vuelta el error que había cometido al mediar en aquella discusión del portero con el colegiado. Nos estábamos jugando mucho entonces. El fútbol profesional es para astutos y Guedes vino al equipo con las lecciones aprendidas.
Encontrar un nuevo Guedes no fue posible. Era tal su capacidad dentro del vestuario que se imponía incluso a los veteranos. Él dejó una máxima en nuestro club: los equipos extraordinarios se erigen desde un extraordinario capitán.


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