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martes, 8 de marzo de 2011

"A Juan Guedes todos le querían porque nunca abandonó sus raíces humildes"

José López toma en sus manos un libro de la Historia de la UD Las Palmas, editado por
el club grancanario con la firma del consejero Antonio de Armas (MB)
José López conoció a la familia Guedes cuando  el que sería capitán de la UD nació en Pedro Infinito. Pero más tarde fue compañero en su primera organización deportiva: el equipo de la Compañía de Plátanos, donde el zurdo centrocampista ya destacaba entre adultos siendo un adolescente 

José López Sánchez (19 de diciembre de 1935, Las Palmas de Gran Canaria) no puede ocultar su emoción al observar la fotografía del equipo Compañía de Plátanos y verse en ella, mozarrón, en una formación en el campo Antonio Rojas en la que también está un espigado muchacho de tez morena y ojos muy abiertos: Juan Guedes. "Le vi nacer, le vi crecer, le vi jugar en la Unión Deportiva y también sentí su muerte" comenta sin vacilar. Cuarenta años después de aquella luctuosa noticia revive ahora los primeras andanzas del ilustre jugador que "partió desde las mismas entrañas de la humildad. Su vida estuvo marcada por la necesidad, por la lucha día a día para comer y para vivir superando todo tipo de calamidades. Y a pesar de que alcanzó una gran popularidad entre los habitantes de nuestra ciudad, nunca abandonó sus orígenes tan humildes. Por eso Guedes era tan sensible a los problemas de los demás y por eso también le querían tanto".

PRIMERO EN PEDRO INFINITO
El destino quiso que, casi pared con pared, José López conociera el nacimiento de Guedes cuando la numerosa familia del que sería capitán de la UD Las Palmas vivía en la calle Pedro Infinito. "El edificio donde Juan vino al mundo ya no está, fue derribado. Creo que hubo hace un tiempo una sede del Banco de Bilbao", precisa. Pero sus vidas siguieron entrelazadas cuando los padres de Juanito regresaron al Carrizal y decidieron que el niño se quedara en la capital para "ser criado por sus padrinos Pepito González y Florita Guedes. Esto ocurría con frecuencia en aquella época donde había tantas carencias. Ella era hermana del padre y el niño tenía una gran devoción por don José. Recuerdo que no sabía pronunciar incluso la palabra padrino, le decía 'paíno'. Siempre estaba a la sombra de su tío. Además, la abuela de Guedes, doña Carmita, era la pastora de la finca de los Hermanos Betancor. Hacía el queso de oveja y había tanta necesidad en aquella época que los vecinos de la zona acudían a pedirle el suero de la leche para alimentar a los niños".
  El sentido religioso del padrino de Juan Guedes fue el que le llevó a ser en una etapa monaguillo, pero había algo en aquel joven que se estaba imponiendo en su vida: el deporte. "En toda esta zona de la finca de los Betancor habían estanques de agua, muchas veces vacíos. Allí se practicaba el fútbol, sobre el duro suelo y las piedras. Donde quiera que hubiera un balón aparecía Juan Guedes dando patadas. Desde muy chiquito tenía una zurda prodigiosa y por su estatura aparentaba más edad. Por eso jugaba de manera asidua con otros chicos mayores que él", apunta José López.

TRAS LA JORNADA: FÚTBOL
Guedes acudía al terminar el día al almacén de plátanos ubicado en el solar donde ahora están las instalaciones de Domingo Alonso, en la actual zona industrial de Miller. "Allí se producía el embalaje de los racimos que distribuíamos a la Península y también al extranjero. Había plataneras en toda la zona alta de la ciudad y también mucho trabajo que realizar. Su padrino, José González, trabajaba con nosotros y Juan le acompañaba tras el colegio hasta regresar a casa. Cuando hacíamos horas extras, se quedaba hasta las diez de la noche incluso. Yo tenía unos años más y me permitieron ingresar en la plantilla de la empresa", continúa José López, hoy jubilado de Iberia. "Juanito también nos echaba una mano, sin cobrar, aunque los empleados en realidad ganábamos una miseria, el máximo fue 300 pesetas a la semana en 1962, con un trabajo durísimo que empezaba a las siete de la mañana y terminaba a las cinco de la tarde. A esa hora, a pesar del cansancio, empezaba el fútbol".

ALPARGATAS PARA TRABAJAR Y PARA JUGAR
Y allí fue donde Juan Guedes conoció la primera organización deportiva. El equipo de la Compañía de Plátanos actuaba contra los otros conjuntos de la zona en un torneo no federado y el escenario era "el desaparecido campo Antonio Rojas, los sábados por la mañana. Guedes era menor que el resto pero jugaba contra hombres adultos con entereza. Participó con nosotros entre los trece a los quince años, no lo sé con exactitud. Jugaba en el centro del campo, con su pierna zurda tan precisa. Era un lujo tenerle con nosotros, a pesar de que era un adolescente. Y también daba sus patadas a los rivales ...". La equipación del Compañía de Plátanos era roja y blanca en la camiseta y calzón de color azul. "Hacía las veces de entrenador Rafael Pérez mientras Cristóbal Arbelo se encargaba de la intendencia. Él nos conseguía los equipajes, los balones, ... no sé de donde los sacaba. No teníamos botas. Se jugaba al fútbol con las mismas alpargatas con las que habíamos trabajado antes. Nos cambiábamos sólo la ropa y a pegar patadas".
  A Guedes le vieron, fue captado y de ahí pasó al Porteño cuando este club se trasladó a Tamaraceite. La historia continuó para el célebre 'seis' por los derroteros conocidos hasta su debut en la primera plantilla de la UD Las Palmas en 1961. Su amigo José López se abonó al club amarillo un año más tarde. Cuando en 1965 se incorporó a Iberia, José López encontró nuevos escenarios donde coincidir con Guedes "siempre que viajaba el equipo. Nos veíamos en el aeropuerto con cierta frecuencia. Él me trataba como uno más del grupo. Nuestra amistad perduró y era tan seguidor de Las Palmas que viví en el Estadio Heliodoro el partido de clausura contra el Atlético de Madrid. Tras el triunfo de Las Palmas, Guedes me invitó a charlar con Luis Aragonés, Ufarte y toda la plantilla rojiblanca. Había una amistad que nunca se rompió, porque incluso participé en la construcción de su casa antes del enlace con Georgina". 
La formación del Compañía de Plátanos, cuando Guedes apenas tenía catorce años. Arriba: Juan Peña, José Peña, Plácido Arbelo, Antonio Hernández, Juan Guedes y Carlos Pérez. Agachados: Manuel García, José López (protagonista de la entrevista), Santiago Peña, Cristóbal Arbelo y Juan Perdomo (Archivo de José López)

  "Fui a verle", continúa José López, "cuando le realizaron la primera operación tras detectarle la grave enfermedad. Estaba muy animado y comentaba lo que iba a hacer la semana en que empezaría a entrenarse de nuevo. El fútbol era su vida. Sin embargo, tras la segunda operación ya no vi aquella vitalidad. Se fue apagando poco a poco", recuerda con los ojos enrojecidos ... hasta que el 9 de marzo de 1971 murió Guedes pero nació el mito.

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